Kimi Raikkonen dice que Mónaco ha perdido su magia del pasado, por los conductores.
Este fin de semana, el finlandés, que ganó la prestigiosa carrera callejera en 2005, celebra su 300º Gran Premio.
Pero él no quiere celebrar.
«No quiero pasteles, bebidas, nada. Es solo un número que no significa nada para mí», dijo Raikkonen, quien conduce para Alfa Romeo, a Auto Motor und Sport.
Admite que una celebración de algún tipo es inevitable, pero lo que no está celebrando es su amor por Mónaco.
«Puede ser un buen lugar para mirar, pero honestamente no me gusta Mónaco», dijo Raikkonen.
Él dice que una de las razones de esto es que el paddock y los garajes están apretados. Pero lo que más les disgusta a los 39 años de edad son las modificaciones hechas desde que debutó en 2001.
«Ya no es la pista que manejé cuando estuve aquí por primera vez», dijo.
«La esquina de la piscina estaba más cerrada, la primera esquina tenía una barrera, y el resto también se cambió», explicó Raikkonen.
«Antes, el piloto podía hacer una diferencia aquí, pero ya no», agregó. «Ahora, el auto rápido siempre está arriba».