Continúa la preparación de la Scuderia Ferrari en Barcelona, donde Fernando Alonso completó ayer una intensa jornada de pruebas. El F138 parece ir creciendo vuelta a vuelta, respondiendo claramente ante cualquier modificación realizada y devorando kilómetros, otros 475 ayer, lo equivalente a 102 vueltas al Circuit de Catalunya.
La lluvia no ayudó, aunque no fue suficiente como para detener a los hombres del Cavallino a la hora de sacar adelante un programa de trabajo centrado en importantes pruebas aerodinámicas y algunas necesarias pruebas de fiabilidad, con el fin de entender el rendimiento del coche de cara al cada vez más cerca primer Gran Premio.
Una vez que la jornada de entrenamientos finalizó, Fernando se mostró optimista con el trabajo del equipo: «Hemos podido completar todo el trabajo que teníamos previsto a pesar del mal tiempo: por la mañana aprovechamos que las condiciones de la pista iban cambiando para evaluar el comportamiento de los neumáticos intermedios, tanto nuevos como usados, ya fuera en pista mojada o parcialmente seca. Por la tarde hicimos pruebas en tandas largas para comprobar la fiabilidad de algunos componentes, montando neumáticos lisos en dos tandas para cambiar de nuevo a intermedios en una última. Al final, hemos aprendido diez veces más que en cualquier otro día normal».
Sobre el progreso del F138, Fernando pareció también positivo, con la debida cautela relativa a las incógnitas de los entrenamientos, que como es habitual no te permiten hacer un análisis preciso de las prestaciones de los demás coches. «La pista mojada no nos ha permitido hacer una comparación precisa con las pruebas de la semana pasada», dijo el español.
«Tuve que ir por trayectorias inusuales para evitar algunas partes muy resbaladizas de la pista; el objetivo no era el rendimiento, sino la confirmación de los datos que teníamos. Desde este punto de vista, creo que el equipo está satisfecho, puesto que los resultados que hemos visto hoy son los que esperábamos. Algunas de las novedades que hemos introducido pueden verse claramente en la carrocería, otras no tanto, pero todas ellas son importantes; me siento optimista y confiado porque el coche responde como esperaba. Si echo la vista atrás un año, recuerdo que mi estado de ánimo era bien distinto: sabíamos que estábamos a dos segundos de los mejores, éramos pesimistas y estábamos preocupados, porque pensábamos que iba a ser difícil entrar en la Q3 de Australia, y al final eso fue lo que pasó. Este año, sin embargo, estamos trabajando en reducir una distancia de entre 7 y 8 décimas, que es la que teníamos en la última carrera de Brasil. Creo que vamos por el camino correcto para acercarnos a los más rápidos, que será nuestro objetivo en Melbourne».
«Aún no tengo una idea clara de la competitividad general», continuó Fernando. «Para mí, esto son sólo pruebas y no puedes saber cómo van los demás. Unas veces te ves adelantando un coche en un par de curvas y otras ves cómo te pasan y desaparecen rápidamente, puesto que los programas de trabajo son totalmente diferentes. Todo esto hace que se haga difícil analizar las pruebas, este año aún más que el pasado. Es lógico y normal que se quieran hacer comparaciones, pero para mí es como ver un entrenamiento de fútbol: no te puedes creer que un delantero reserva del Real Madrid pueda jugar de titular contra el Barcelona solo porque haya marcado un gol en un partidillo».