La alternancia con Spa-Francorchamps, actual sede del Gran Premio de Bélgica, ya no es parte de la propuesta para rescatar del olvido al Gran Premio de Francia, a pesar de que esa fue una de las condiciones iniciales para acoger de nuevo una carrera de F1, antes de que Hollande ganase las elecciones.
El ex presidente Nicolas Sarkozy, antes de perder las recientes elecciones, tenía muy avanzados los planes para alternar una sola cita anual entre Francia y Bélgica, con Paul Ricard como sede en territorio francés y el mítico trazado de Spa-Francorchamps en tierras belgas.
Sin embargo, con la llegada de Francois Hollande a la presidencia francesa, con Valerie Fourneyron al frente del ministerio de deportes, la situación actual se presenta muy diferente.
Los principales medios franceses informan esta semana que Fourneyron mantienen negociaciones con la FFSA (la federación de deportes de motor francesa), mientras Paul Ricard y Magny Cours están compitiendo por asegurarse los derechos de organizar un Gran Premio en Francia, sin que el estado francés colabore financieramente.
Así, según la agencia de noticias Belga, la alternancia que se había planteado entre Francia y Spa ha pasado a ser una mera «posibilidad no confirmada», mientas que la agencia francesa France-Presse informa que la «alternancia con Bélgica ya no está en el orden del día».
Quizás los reciente éxitos cosechados por el novato Romain Grosjean al volante del Lotus E20, aunque en Valencia se viese obligado a abandonar su coche mostró un buen ritmo de carrera, estén devolviendo la pasión por la F1 a territorio francés.
Es posible que muchas empresas francesas estén viendo de nuevo una buena oportunidad en la F1, de ahí que el nuevo gobierno pueda estar empujando con fuerza la inclusión en el calendario, sin que ello vaya a suponer una carga financiara para el estado en estos momentos de crisis.