El padre de Lewis Hamilton, hasta hace poco manager de Paul di Resta y anteriormente manager de su hijo, fue invitado por su hijo al Gran Premio de Hungría y si el siguiese al frente de la carrera del campeón de 2008, éste ya tendría firmada la renovación de contrato con la escudería McLaren.
Tras el dominio implacable, sobre todo en la sesión de clasificación, del piloto de 27 años, su padre dijo que Hamilton debería permanecer en McLaren, el equipo en el que ha estado desde que era un niño y con el que debutó en la F1 en 2007 junto a Fernando Alonso.
La realidad es que echando un ojo al pasado, Woking es la segunda casa de Hamilton, su primer contrato con el famoso equipo británico llegó en el año 97, cuando el joven piloto no tenía más que 12 años. Y el entonces jefe de McLaren Ron Dennis, hoy presidente de la compañía, apadrinó su carrera deportiva.
La asociación Hamilton-McLaren no ha sido nada mala, debutó en 2007 junto a Fernando Alonso, un piloto experimentado con dos campeonatos junto a una joven promesa que apuntaba alto, el sueño de cualquier equipo, transferencia de conocimiento para un futuro mejor.
Pero la temporada resultó una tortura, el ultracompetitivo Hamilton atacaba a su compañero a la menor oportunidad, tenían un coche espectacular, pero el equipo no supo contener una pugna interna entre sus pilotos que terminó como el rosario de la aurora. Con el mejor coche de la temporada claramente, tuvieron que ver como Kimi Raikkonen les arrebataba un campeonato de pilotos.
Al año siguiente, el novato Hamilton se coronó campeón de F1, no sin cierta «suerte» al conseguir en la última curva adelantar al Toyota de Timo Glock para así imponerse por la mínima en el campeonato a Felipe Massa, que ese día celebró la victoria más amarga de su carrera.
A principios de esa temporada 2008, el piloto consigue una renovación de su contrato hasta finales de 2012, el subcampeonato de 2007 y sus cualidades agresivas en pista habían bastado para cerrar un lucrativo contrato con el equipo de toda la vida.
Pero esos días de gloria han pasado y ese contrato toca a su fin, toca renovar o irse a otro equipo para continuar su carrera. Y se abre una batalla en los medios de comunicación entre Ron Dennis y Lewis Hamilton en medio de unas delicadas negociaciones donde el principal problema radica en el salario del piloto.
«McLaren es el sitio donde está el corazón de Lewis», dijo Anthony Hamilton en declaraciones a la televisión británica Sky después de la victoria número diecinueve en la carrera de su hijo, la segunda de esta temporada. «Lo que realmente importa en la vida es la lealtad. No todo es dinero».
Duras palabras de su padre que le insta a devolver todo el apoyo que el equipo le dio en el pasado, probablemente nadie mejor que su padre para conocer de primera mano lo que cuesta (sobre todo en dinero) poder llegar a competir en la F1. Muchos buenos pilotos se han quedado por el camino por no tener el dinero suficiente para seguir compitiendo en las categorías inferiores.