Un circuito especial, una carrera especial y un Gran Premio para disfrutar. Mónaco es a la Fórmula 1 lo que puede ser Wembley al fútbol, o lo que puede significar el Madison Square Garden al deporte americano en general. El circuito más urbano y más mítico de la competición, en el que cada centímetro te evoca nombres como Graham Hill o Ayrton Senna, y donde la Rascasse, Santa Devota o el Casino son zonas tan conocidas como el salón de nuestra propia casa, se presenta como una nueva batalla en este más que impredecible campeonato del mundo de Fórmula 1.
Cinco ganadores en cinco grandes premios. Ese es el bagaje que llevamos en este 2012, y pocos o ninguno se atreven a hacer cábalas acerca de lo que puede pasar. Si queremos añadirle un poco más de emoción, las previsiones meteorológicas avisan de la posibilidad de lluvia, con lo que habrá que tirar de archivo para comprobar qué puede pasar. Quien tenga la oportunidad, que repase la mítica carrera de 1984, en la que Ayrton Senna se ganó el apodo de Magic por su destreza bajo la lluvia, o la de 1996, en la que solo dieron las 75 vueltas de aquel GP los tres pilotos del podio. Visto lo que ha pasado en las cinco carreras anteriores, ¿álguien puede pensar que tendremos una carrera aburrida?
Alonso se estresa en Mónaco
De los pilotos que están en la parrilla de este año, hay varios que han conseguido llevarse el primer puesto y celebrarlo en las escalinatas junto a la familia Grimaldi. Michael Schumacher es el que más veces ha estado en lo más alto del ficticio podio -una de las características de Mónaco es que la ceremonia de los vencedores se hace sin este el cajón, como un gesto de protocolo delante de la familia real monegasca-, con cinco victorias, pero los otros campeones del mundo también han besado el trofeo de vencedor en Monte Carlo.
El kaiser afronta este fin de semana como una oportunidad de oro para quitarse el mal sabor de boca con el que ha comenzado el campeonato. Tres abandonos de cinco carreras, mientras que su compañero ha probado las mieles de la victoria ya, son demasiados para un piloto que está encontrando en estos dos años todos los baches que no tuvo en su etapa de Ferrari. No obstante, tendrá complicada la victoria: arrastra una sanción de cinco posiciones en la parrilla desde el pasado GP de España.
En el palmarés del Gran Premio más prestigioso de la temporada, a tres victorias de distancia del heptacampeón, se encuentra Fernando Alonso. El español, que venció en 2006 con Renault y en 2007 con McLaren, quiere conseguir el trébol en este circuito, con el reto añadido de lograrlo con tres escuderías diferentes. No obstante, para el español no es su carrera favorita, sino una de las que le ponen más nervioso.
De hecho, la calificó como «estresante», debido a que requiere la máxima concentración durante cada una de las 78 vueltas que dura la prueba. «No creo que disfrutes como en otros circuitos. En Spa o Suzuka disfrutas la vuelta, e incluso la carrera se te hace corta porque vas con una sonrisa puesta. Aquí el estrés es continuo y sin posibilidades de cometer un error», destacaba el asturiano ante los medios.
Si hay lluvia, más pimienta en la coctelera. «Con la lluvia el agarre se vuelve tremendamente bajo, sobre todo en los pasos de peatones y las zonas de líneas blancas. Con el agua además de ser más estresante, quita espectáculo. Mónaco es bonito por sus barcos, el sol, sus calles. Si hay lluvia pierde glamour», bromeaba el español, sobre una de las características más notables de esta carrera.
Muy en esta línea va otro de los que han ganado en Mónaco, Kimi Raikkonen (2005). El finlandés parte como uno de los favoritos, habida cuenta del buen rendimiento que están mostrando los Lotus. Todo el mundo señala el Principado como el escenario perfecto para que ‘Iceman’ (o su compañero Romain Grosjean) estrenen el casillero de victorias de esta temporada. Kimi, con su habitual gesto neutro pero bromista, ha destacado que Mónaco le recuerda mucho a un rally, «en el que conduces todo el rato entre árboles».
Evidentemente, no hay que descartar a los McLaren, que aún están intentando averiguar qué pasó en Montmeló. Ambos han subido a lo más alto aquí, pero están pasando serios apuros en este campeonato. Si no es en boxes, es en clasificación, y si no, en ambos. El peor parado es Lewis Hamilton, que aún no ha vencido en esta temporada y quiere dar un golpe encima de la mesa para demostrar que no están tan mal, y que aún tienen mucho que decir en este campeonato.
La ruleta ya está girando. Si se atreven, pongan sus fichas en sus pilotos favoritos. Por suerte para los intereses españoles, parece que este año jugársela al rojo Ferrari no es una locura.