Agua, agua y más agua. Eso es lo que se espera en el Gran Premio de Malasia 2011, segunda prueba de la temporada que servirá para ver si, bajo condiciones meteorológicas adversas, los Red Bull siguen uno (o dos o tres) pasos por delante del resto.
Si por algo se caracteriza Sepang es por su agobiante atmósfera. A una temperatura ambiente de más de 30º, se une una humedad de más del 80%, con lo que los pilotos sufrirán durante la carrera una sensación térmica equivalente a estar a más de 40º. Por poner un ejemplo curioso, la escudería Lotus Renault suele gastar unas 2000 botellas de agua únicamente para el personal del equipo en cualquier Gran Premio, y aquí tienen previsto que sean casi 5000.
La lluvia en el trazado malayo no es, ni mucho menos, como lo que vimos en Australia, sino que serán chaparrones que podrían provocar incluso la suspensión, como ya ocurrió en 2009. Aquella carrera la ganó Jenson Button mientras esperaba sentado en su Brawn GP, mientras le caía una tromba de agua y Kimi Räikkönen -que esta semana ya ha probado el coche con el que correrá este verano en la NASCAR americana- nos dejaba la ya famosa imagen del helado.
Examen a Pirelli
Las condiciones meteorológicas nos permitirán ver a los neumáticos Pirelli de agua. La marca italiana ha llevado los neumáticos intermedios y de lluvia extrema, que se diferenciarán por ser de color azul y naranja respectivamente. Una auténtica prueba de fuego, sobre todo vista la degradación que sufrieron en Australia. Igual que en la prueba inaugural, los neumáticos de seco serán los blandos y los duros, es decir, amarillos y plateados. No obstante, ante las quejas de que se diferenciaban poco por televisión, los blandos llevarán, además, una banda al borde, como usaban los Bridgestone el año pasado. En cuanto a su rendimiento, Jenson Button ha apuntado en las jornadas previas, haciéndose eco de las sensaciones de muchos pilotos, que «veremos una mayor degradación y más pit stops».
Si en Australia fueron entre dos y tres, aquí, y siempre en función de la meteorología, se esperan entre tres y cuatro. Además de la propia idiosincrasia de los neumáticos, Sepang se caracteriza por curvas con gran carga aerodinámica, lo que afecta directamente al rendimiento de las gomas. Si a esto le unimos el factor calor, que influirá notablemente en el rendimiento de los motores, podemos asegurar que la estrategia volverá a ser fundamental, más que en otros Grandes Premios.
Ferrari espera agazapado
Sepang vuelve a ser un trazado razonablemente favorable para Red Bull. La zona virada del trazado malayo es muy propicia para el ingenio que ha creado Adrian Newey, con el campeón del mundo Sebastian Vettel a los mandos, hace prever un nuevo paseo. Por otro lado, aquí sí, podremos ver el KERS en pleno rendimiento. Tanto la recta de meta como la ‘contrarrecta’ son lugares ‘de manual’ para utilizar esta tecnología, al que habrá que unir el DRS, el ala móvil, que la FIA ha instaurado para la recta de meta. Se podrá activar cinco metros después de la última curva hasta la primera curva, lo que suponen 800 metros en comparación con los 600 de Melbourne.
¿En qué situación llega Ferrari? Es difícil saberlo. Fernando Alonso anunció esta semana que la Scuderia lleva algunas modificaciones técnicas, pero menores, sin ser de mucha importancia. Eso sólo puede significar dos cosas: o los técnicos de Ferrari han dado los únicos retoques que necesitaban, o, literalmente, al Cavallino le ha pillado el Toro.
Melbourne dejó una sensación muy agria en Ferrari. La sorpresa que se llevaron el sábado, al verse tan lejos de Sebastian Vettel, dio paso a la esperanza para el domingo, a encomendarse al talento de Fernando Alonso y a esperar algún fallo arriba. Vamos, una solución de urgencia para un problema imprevisto. Todo lo que sea clasificarse más cerca del campeón del mundo (se quedó a más de un segundo el sábado), podrá considerarse una pequeña victoria. El objetivo, no obstante, es el podio.