Unos con más moreno que otros, y después de un necesario -y obligatorio- descanso veraniego, los motores vuelven a rugir en el Mundial de F1 que, pase lo que pase este fin de semana, seguirá liderando Fernando Alonso. El circuito de Spa Francorchamps, considerado uno de los más técnicos del calendario y sin duda uno de los favoritos de todos los pilotos, pondrá a prueba la fortaleza del corredor español, que le saca 40 puntos al segundo de la general, Mark Webber, y que pase lo que pase sobrevivirá al frente de la clasificación.
Todos los corredores se las verán con la que, posiblemente, sea la curva más conocida del calendario, además de una de las más complicadas de gestionar. Una curva, parafraseando la conocida máxima de Nigel Mansell, para pilotos y no para simples conductores. Un retorcido giro del asfalto belga, que muchos comparan con una montaña rusa y en la que sólo algunos pilotos se atreven a pasar a fondo.
Algunos, los menos, han llegado a confesar que cierran los ojos cuando pasan por ese carrusel, por esa sensación única que les atraviesa el estómago cuando afrontan el río rojo, cuando afrontan la curva de Eau Rouge. Son muchos los pilotos que han sufrido en sus carnes las dificultades de esta mítica zona, como el ex piloto Stefan Bellof, que se dejó la vida aquí hace 27 años, a los mandos de un Porsche 956.
Ferrari, cola de león
Fernando Alonso, no obstante, no le tiene miedo. Siempre habla maravillas cuando llega a Bélgica, donde la temperatura y la posibilidad de lluvia -de momento, remota- ofrecen espectáculo a raudales en este trazado. El líder no se fía, no obstante, y con su habitual crítica, ha querido pedir a su equipo más para su coche de cara a afrontar la importante recta final del campeonato, ya que considera que tienen una pequeña «desventaja en rendimiento».
«Cuando paras durante unas semanas y miras los puntos y la clasificación, ves que tenemos una buena ventaja, pero con dos o tres malas carreras puedes perderlo todo. En cuestión de rendimiento, de los que están delante somos claramente los más lentos. Tenemos ventaja en puntos, pero desventaja en rendimiento, así que de ninguna manera somos los favoritos», destacó en el trazado belga.
No obstante, que no cunda el pánico: sigue confiando en ganar el campeonato. «El tercer título es una meta personal que siempre he tenido desde el 2006. Tenía la intención de conseguirlo con otro equipo que no fuese Renault -escudería con la que ganó ese año y el anterior-. Ese fue uno de los motivos por los que me fui a McLaren, para intentar un nuevo desafío: intentar un tercer título con otro equipo», recordaba, con cierto amargor.
«No fue posible y por tanto la aventura en Ferrari empezó con ese objetivo. Estuvimos cerca de conseguirlo en 2010, lejos el año pasado. Y este año, de momento, hemos empezado bien. Y si algún día llegase, sería un excelente sabor de boca y seguramente lo disfrutaría más que los dos primeros», afirma.
Este fin de semana también se celebrará una cifra redonda para un mito viviente: Michael Schumacher. El kaiser, que acaba de ser nombrado hijo predilecto de Spa, cumple 300 apariciones en un Gran Premio de F1, aunque no todos están de acuerdo con esta cifra ya que, siendo estrictos, este domingo cumplirá su salida número 299, al no participar en la carrera de Francia en 1996.
En cualquier caso, el heptacampeón, que ha ganado aquí seis veces, recibirá un gran homenaje de todos los pilotos, que aún le consideran un ídolo aunque no pase sus mejores días. ¿Lo celebrará con una victoria? Muchos apuntan a Kimi Raikkonen este fin de semana. El finlandés quiere sumar su quinta victoria en Spa, uno de sus trazados predilectos, pero en Lotus no quieren lanzar las campanas al vuelo. Después de rozar varias veces la victoria, se han quedado tanto él como Romain Grosjean -otro candidato- como otro de los posibles.