Emerson Fittipaldi: Ficha piloto de F1

Emerson Fittipaldi fue el Campeón del Mundo más joven en ese momento, logrando su primer título con 25 años, y el primer piloto brasileño que logró triunfar en la F1, abriendo el camino a hombres como Nelson Piquet o Ayrton Senna.

Tras lograr el título en 1972 sumó el bicampeonato dos años más tarde, a partir de ahí casi se podría decir que echó a perder su carrera por dejarse arrastrar por el sueño de fundar su propia escudería con espíritu brasileño junto a su hermano. Sin embargo, su estatus de campeón y una de las voces más influyentes de este deporte ha permanecido intacto a través de los años, su apellido ha trascendido más allá de la Fórmula 1.

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Los inicios desde Brasil

Su padre era un destacado periodista brasileño de deportes de motor y comentarista de radio, la pasión de Wilson Fittipaldi por las carreras se la transmitió a sus hijos que pronto se convirtieron en grandes entusiastas del motor. Siendo casi unos adolescentes los hermanos Fittipaldi lograron cierto éxito haciendo piezas personalizadas para automóviles, para luego moverse hacia la fabricación de karts donde Emmo pronto despuntó logrando el campeonato brasileño de karts a los 18 años.

Su casi inesperado éxito en las carreras en Brasil hizo que Emerson abandonase los estudios de ingeniería mecánica para centrarse en lograr un hueco en las grandes competiciones en Europa. En 1969 llegó a Inglaterra donde compró un Fórmula Ford en el que pronto despuntó, lo que le llevó hacia la Fórmula 3 donde logró unos resultados impresionantes que le valieron un contrato en Fórmula 2 para 1970.

Hacia el Campeonato del Mundo de F1

Colin Chapman vio en el joven Fittipaldi todo un potencial y le ofreció un contrato a largo plazo y el salto a Lotus a finales de la temporada de 1970. El jefe de Lotus quería que la juventud de Emmo entrase en pista junto a Jochen Rindt y John Miles en un tercer coche que le ayudase a lograr más preparación para los años siguientes.

Pero unas trágicas circunstancias catapultaron a Fittipaldi a liderar un equipo más temprano de lo previsto. Cuatro carreras después de su debut en el Gran Premio de Gran Bretaña de 1970, llegó el desafortunado Gran Premio de Italia de 1970, el piloto estrella de Lotus, Jochen Rindt, sufrió un grave accidente durante los entrenamientos libres y falleció, también el propio Fittipaldi sufrió un accidente del que salió ileso. John Miles estaba tan abatido con estos trágicos acontecimientos que decidió dejar las carreras para siempre, a Emerson le tocaba liderar al equipo Lotus con la única experiencia de cuatro Grandes Premios en F1.

Para el Gran Premio de Estados Undios de 1970 sacó toda su garra y ganó la carrera en Watkins Glen, garantizando que Rindt se convertiría en Campeón del Mundo de F1 a título póstumo, el único piloto que ha sido ganador tras su muerte.

El progreso de Fittipaldi se vio frenado en la siguiente temporada tras sufrir un grave accidente, junto a su esposa Maria Helena, mientras viajaba por Francia. El choque dejó a ambos con graves lesiones y, aunque el accidente no fue culpa suya, erosionó la confianza del joven piloto brasileño.

Para 1972 el Lotus 72 que pilotaba era uno de los mejores monoplazas de la parrilla y Emerson logró sacar todo su potencial logrando cinco de las 12 carreras, lo que le valió su primer título a los 25 años, el piloto más joven de la historia de la F1, una marca que se tardó 33 años en batir hasta que llegó el primer título de Fernando Alonso.

Una carrera prometedora: el bicampeonato

Sus puntos fuertes como piloto estaban detrás de un pilotaje suave y una mente analítica que lo mantuvieron fuera de problemas, haciendo de Emerson uno de los grandes expertos de la parrilla en tácticas y estrategias de carrera. Su personalidad modesta, en un mundo lleno de egos, le hacían muy popular y junto a un humor crítico los medios de comunicación pronto empezaron a simpatizar con Emmo.

La temporada de 1973 supuso un cambio radical para nuevo campeón, se mostró completamente desconcertado cuando vio como su compañero de equipo Ronnie Peterson era consistentemente más rápido que él. El sueco logró nuevo poles contra una del brasileño y ganó cuatro carreras frente a tres que consiguió Emerson. El campeonato se lo llevó Jackie Stewart ese año, con Emmo segundo gracias a la consistencia de los resultados que le hicieron superar a su compañero, pese al menor número de victorias.

Para 1974 decidió aceptar una lucrativa oferta de McLaren para pilotar el M23. Logró la victoria en Brasil, Canadá y Bélgica, que junto a otros cuatro podios, le llevaron a convertirse en bicampeón de F1 esa temporada.

Al año siguiente, tuvo una dura lucha con el Ferrari de Niki Lauda pero no logró batir al austríaco que se mostró mucho más consistente ganando 5 carreras frente a sólo dos del brasileño. A pesar de ello estaba en la cumbre de su carrera deportiva en F1, por lo que fue una sorpresa para todos cuando decidió abandonar McLaren y embarcarse en una arriesgada aventura.

Con Brasil en el corazón: el hundimiento de su carrera

Emerson Fittipaldi competiría con su propio equipo, apoyado por la azucarera brasileña Copersucar, junto a su hermano Wilson. La leadtad a la familia y el patriotismo pesaron más que la oportunidad de seguir consiguiendo títulos que le ofrecía McLaren. Se dejó llevar por el corazón y todos conocemos el resultado, en las 5 temporadas siguientes no logró ninguna victoria y no pasó del décimo puesto en el campeonato de pilotos; un desastre para su prometedora carrera.

Para 1980 el apoyo económico de Copersucar desapareció y Emerson dejó de competir para dirigir el equipo y buscar patrocinadores. En 1982 dio por terminada su aventura en la F1 y Fittipaldi regresó a su Brasil natal para dedicarse a sus negocios.

Una segunda juventud en USA

Pero el gusto por el olor a gasolina seguía intacto para Emmo, que decidió probar suerte en USA en la IndyCar, donde se convirtió en campeón en 1989, ganando la famosa carrera de las 500 Millas de Indianápolis en dos ocasiones.

Para 1996 sufrió un grave accidente en las 500 Millas de Michigan fracturándose el cuello, todavía en recuperación, y a la espera de poder volver a competir, la fatalidad se cebó con el brasileño al estrellarse su avioneta cerca de una de sus granjas en Brasil. Ahí se terminó la carrera de un piloto que había nacido para competir y que todavía deja ver su sonrisa de cuando en cuando por las pistas de F1.