El Consejo Mundial de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), bajo la presidencia de Max Mosley, decidirá hoy en París el destino de Renault en el Mundial de Fórmula 1, tras el escándalo denunciado por Nelsinho Piquet.
Renault, que ya ordenó la salida de Flavio Briatore y Pat Symonds, supuestos responsables del incidente, podría sufrir un castigo de unos 50 millones de dólares, para así evitar la expulsión del Mundial.
Entre los testigos llamados por la FIA, estará Fernando Alonso, quien, según Renault, no sabía nada sobre la maniobra urdida por Briatore-Symonds para que Piquet chocara contra un muro y obligase a salir al safety car, facilitando así el triunfo del español en el GP de Singapur 2008.
Alonso ya aclaró en una investigación preliminar ordenada por la FIA que no sabía nada sobre el tema, pero Nelson Piquet, padre de Nelsinho y verdadero promotor de la denuncia, afirmó hace unos días que le parecía muy extraño que el piloto asturiano no supiese nada de la maniobra.
El ex campeón mundial de rally, el finlandés Ari Vatanen, uno de los candidatos a suceder a Mosley como presidente de la FIA en las elecciones de octubre, afirmó que esta clase de incidentes deberían ser juzgados «por organismos verdaderamente independientes» y opinó que expulsar a Renault del Mundial «sería una sanción desproporcionada».
«El Consejo Mundial deberá recordar que Piquet jr contó todo sólo después de ser despedido de Renault. Hay una lucha de poder personal, de venganza y de justicia selectiva. Aquí sólo se ve una parte del iceberg», agregó Vatanen.
Piquet padre, tricampeón de F-1, reveló a su vez en Brasil que «le dejó de hablar dos meses» a su hijo Nelsinho, cuando conoció la artimaña en el GP de Singapur, dos días después de la carrera, disputada en septiembre de 2008.
Piquet padre contó que fue allí cuando informó por primera vez del tema al director de carreras de la FIA, Charlie Whiting, aunque con miedo de que ello pusiera fin a la carrera de su hijo, como muchos aseguran que ocurrirá.