En octubre Max Mosley no se presentará a la reelección como presidente de la FIA, un cargo que ocupa desde 1993 y del que finalizará su cuarto mandato. Su salida, a pesar de haber vivido un escándalo sexual, está relacionada con la lucha de poder mantenida con la FOTA a principios de este verano y que casi provoca una escisión en el campeonato.
Pero no se va a ir solo, antes de irse va a dejar fuera dos de sus principales rivales, Ron Denis y Flavio Briatore. Y ambos se lo han servido en bandeja, Denis por el caso de espionaje de McLaren a Ferrari en 2007, y Briatore por amañar la carrera de Singapur 2008.
«La F-1 sale bien del caso, porque demostramos que eliminamos a los responsables», expresó Max Mosley, quien dijo que «es triste ver que después de estar veinte años en el máximo nivel se termine una carrera así«, al hablar sobre Briatore, a quien acusó de «haber negado siempre todo, aún cuando su participación ya era evidente».
La FIA acusó hoy a Briatore, Symonds y Piquet jr de «haber conspirado para provocar deliberadamente» el accidente, al que definió de «una gravedad sin precedentes», aunque destacó también la «colaboración» de Renault en el caso.
Briatore, uno de los personajes más excéntricos en la F-1, de cuya mano ganaron dos títulos mundiales Michael Schumacher en Benetton y Fernando Alonso en Renault, y aunque se había comentado que Alain Prost podría ser su sustituto, en los últimos días ha sonado con fuerza el nombre de Frederic Vasseur, jefe del team ART Grand Prix que disputa las GP2 Series, para ocupar el cargo.
Ingeniero aeronáutico y dueño de vastos conocimientos técnicos, Vasseur es socio en ART de Nicolás Todt, hijo de Jean, el ex director general de Ferrari que aparece como uno de los dos candidatos a ocupar la presidencia de la FIA en lugar de Mosley. Symonds podría ser reemplazado por Alan Permane, brazo derecho de Vasseur.