GP Brasil 2011: La incognita del subcampeonato

El GP de Brasil pone el broche a la temporada 2011, con la única incógnita de saber quién será el subcampeón del mundo.

Este domingo se cerrará en el mítico Autódromo Carlos Pace de Interlagos, en Brasil, la temporada 2011, una de las menos emocionantes en cuanto al ganador -Sebastian Vettel ha arrasado-, pero de las más apasionantes respecto a espectáculo. No podría ser de otra forma. Como antaño, será en Brasil donde se resuelva lo único que queda por decidir: el subcampeonato. Jenson Button parte con razonable ventaja en su lucha con Fernando Alonso. Exactamente, 10 puntos. Un podio prácticamente aseguraría el segundo puesto en la clasificación final para una de las grandes revelaciones -o más bien, confirmaciones- de esta temporada, siempre y cuando no se meta entre medias el tercero con opciones -más lejanas- de alcanzar dicho título honorífico: Mark Webber (a 22 puntos de Button).

Además de la honra -relativa- de ser el primero de los perdedores, también Sebastian Vettel se jugará superar un récord que lleva vigente desde 1992: el de ‘poles’. Dado que en Abu Dabi igualó los 14 primeros puestos en la parrilla, ahora intentará rebasar a Nigel Mansell, y lo hará con la intención de resarcirse del abandono, por un misterioso pinchazo -cuyas causas aún se desconocen- que le privó de puntuar durante 20 grandes premios consecutivos.

Alonso ya piensa en 2012 desde hace unas cuantas carreras, pero un buen resultado en Brasil, para él siempre especial por haber ganado aquí su primer título, sería un colofón perfecto para la que considera su mejor temporada en Fórmula 1. No obstante, el asturiano es muy consciente del gran momento que atraviesa Button, por lo que apuesta todas sus opciones a que, como suele ser habitual, se dispute una carrera extraña: «En terreno seco es imposible tomarle 10 puntos de ventaja a Button, pero con carreras extrañas, como la de Sao Paulo, con lluvia y retiradas, todo puede pasar».

Massa, a evitar el ridículo

Tres brasileños se llevarán los gritos de ánimo de la ‘torcida’ que abarrotará, como cada edición, las gradas de Interlagos: Felipe Massa, Rubens Barrichello y Bruno Senna. Para el de Ferrari, este gran premio se presenta como todo un examen, no solo ante sus paisanos, sino ante la afición de la ‘Scuderia’. De no acabar en el podio, se convertiría en el primer piloto de Ferrari en 30 años en disputar una campaña completa sin ningún puesto de honor.

La situación no es mucho mejor para Barrichello, cuya jubilación, postergada desde 2009 por su gran actuación con aquel Brawn GP, parece cada día más cercana. Su puesto en Williams peligra, no solo por la precaria situación económica del otrora gigante británico, sino porque sus propias actuaciones tampoco han destacado positivamente. Pese a ser el más veterano de toda la parrilla, y haber estado en Ferrari en aquellos años en los que el ‘Cavallino’ campaba a sus anchas, solo se ha subido una vez al podio: en 2004 fue tercero. No obstante, ‘el abuelo’ del paddock no tiene ninguna intención de retirarse, pese a que su amigo Massa se lo aconsejó solo un día antes de encontrarse en Interlagos.

Por último, y por cuestiones mucho más poéticas, Bruno Senna será otro de los protagonistas. El sobrino del malogrado Ayrton, cuyo nombre se corea en cada GP de Brasil, tiene la intención de realizar una actuación, al menos, decente, y honrar como se debe al que está considerado por muchos como el mejor piloto de la historia de la Fórmula 1. Mejorar su novena posición de Italia sería un éxito para un corredor que tampoco tiene asegurado su puesto la próxima temporada. Confirmada la ausencia de Kubica para el inicio de 2012, otros nombres se postulan para subirse al Lotus, y el campeón de GP2, Romain Grosjean, está en la ‘pole’ de este particular gran premio.

Cuando el domingo se dé el banderazo, se habrá acabado el largo año 2011. Todos los equipos se pondrán manos a la obra para acabar de apuntalar -todos lo tienen ya comenzado- el monoplaza de 2012, sus pilotos o sus proyectos de cara a la próxima campaña. El objetivo es claro: que Red Bull no vuelva a aplastar carrera tras carrera a sus rivales. Antes, última parada en Brasil.