«No más un dictador», afirmó hoy Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari y de la FOTA, tras su neta victoria de hoy que puso fin a Max Mosley, presidente de la FIA desde 1993 y que dejará el cargo en octubre próximo.
«La satisfacción es que todos nuestros pedidos fueron aceptados en términos particulares para Ferrari. Y como FOTA nos interesaban tres cosas: que la Fórmula 1 siguiera siendo una Fórmula 1 y no una F3, que no hubiese un dictador sino reglamentos compartidos y no impuestos y que se tuviera en cuenta la inversión de las escuderías», afirmó Montezemolo.
«Mosley anunció que tomó la decisión irrevocable de dejar la FIA y que hasta octubre no se ocupará más de la F1. Lo dijo muy claramente en la Comisión. Podrá cambiar de idea, pero nosotros no y ese es un ‘pequeño’ detalle», siguió Montezemolo a Sky TV.
«Mosley dijo hace unos días que no sabía qué era la FOTA y Ecclestone llegó a decir que le daría la carta de la FOTA a su perro, pero hoy tuvieron un comportamiento bien distinto», se jactó el dirigente italiano.
El presidente de la Formule One Team Association (FOTA) ganó claramente su duelo ante el titular de la Federación Internacional de Automovilismo y que ha tenido que resignarse y olvidarse de su amenaza de presentarse a una nueva reelección.
La FOTA, creada el 11 de setiembre de 2008 y que amenazó con un Mundial paralelo si la FIA mantenía los topes presupuestarios
de 45 millones de euros para cada escudería en 2010, quedó hoy como nueva fuerza central en el negocio de la F-1.
Mosley había sobrevivido a un escándalo sexual en 2008, pero fue derrotado hoy, a pesar de haber elevado en el último momento el tope presupuestario a 100 millones de euros, que también fue rechazado por FOTA, que logró así mantener sin cambios el
reglamento de la F-1 para 2010.
El británico, hijo del fundador de la Unión Británica de Fascistas y cuyos padres se casaron en la casa de Joseph Goebbels y con Adolf Hitler de testigo, perdió también hoy el apoyo del último de sus aliados, Bernie Ecclestone.