La historia ya estaba escrita entes de Brasil

Si hay un mundo en el que la utopía no tiene el más mínimo espacio ése es el de la Fórmula 1 y era justamente eso, una utopía, suponer que un team inglés (Brawn GP) podía impedir en Interlagos a su piloto inglés (Jenson Button) ganar el título mundial.

«Era un sueño y no se transformó en realidad», se lamentó Rubens Barrichello al fin del Gran Premio de Brasil, que lideró hasta casi la mitad para rendirse primero ante el bajón de rendimiento de su máquina y, después, ante un problema de neumático que lo relegó al octavo puesto.

La F-1 tiene vericuetos insondables que se trasforman en misterios sin explicación: uno de ellos es y será lo que le pasó al coche del brasileño después de su primer pit-stop, en la 20a vuelta, cuando empezó a girar entre dos y cuatro segundos más lentos de cómo rodaba hasta entonces.

«¿Qué le pasa a mi coche?», fue la pregunta angustiada que más de una vez Barrichello dirigió vía radio a su box, sin encontrar una respuesta satisfactoria y así, melancólicamente, vio cómo su sueño desvanecía ante el avance de Button, quien con una máquina impecable cumplió su mejor prueba del año.

Es indudable que Barrichello equivocó estrategia (fue el que largó con menos combustible a bordo) y, efectuado el primer repostaje, quedó enredado en el tráfico, perdiendo primero la punta a manos de Mark Webber y después el segundo lugar ante el ataque de Robert Kubica.

También es cierto que los accidentes que se sucedieron en la vuelta inicial, con el ingreso de la safety-car y la eliminaciónde varios pilotos que estaban delante de Button, largado desde la séptima fila, lo dañaron de una manera que al final resultó decisiva.

Pero también es cierto que, a pesar de su conmovedor último esfuerzo, la historia ya estaba escrita desde mucho antes de Interlagos y era Button el predestinado a adjudicarse la corona, en el estilo que históricamente caracteriza a los súbditos de Su Majestad.