Button se lleva una victoria de principio a fin y demuestra que los de Woking son los nuevos rivales a batir. Vettel y Hamilton completan el primer podio de la temporada, mientras que Alonso firma una gran remontada y acaba quinto.
Definitivamente, algo ha cambiado en la Fórmula 1. Sólo momentáneamente, y merced a las paradas en boxes, hemos visto un Red Bull liderando un Gran Premio. A la escudería de las bebidas energéticas le ha cogido, y adelantado, McLaren, demostrando que sin ‘morro de pato’ también se puede ser competitivo, y de qué manera, en la temporada 2012. El Gran Premio de Australia ha sido el primer capítulo de una campaña que, si sigue esta dinámica, será rubricada por Jenson Button.
El campeón del mundo de 2009 ha conseguido su tercera victoria en Melbourne, cuajada con una actuación sólo calificable de perfecta. El británico se deshizo en los primeros metros de su compañero Lewis Hamilton, que salía desde la pole, y en la primera curva ya estaba en la posición en la que finalizaría la carrera. Ni siquiera un ‘safety car’ (no podía fallar a su cita con Melbourne) ha hecho que Button perdiese ni un ápice de concentración. Su vuelta rápida a falta de dos para el final demuestran, además, que el McLaren MP4-27 no ha mostrado todo el potencial que tiene, y veremos hasta dónde lo pueden llevar.
La batalla interna entre los pilotos de Woking puede ser un factor a tener en cuenta de cara a esta temporada, si hacemos caso a los gesto de Hamilton tras la carrera. A un piloto tan competitivo como Lewis no le es fácil de digerir un tercer puesto tras salir desde la pole, y menos detrás de quienes ha sido: su propio compañero y el piloto que ha dominado con autoridad en los últimos dos años. Si es inteligente, enfocará esa rabia de una manera útil, y nos brindará alguna actuación espectacular. Quedan muchas carreras para ello.
Remontada ‘made in Alonso’
Aunque, para actuación especial, la de Fernando Alonso. El español no sólo ha aguantado con un coche notablemente inferior en velocidad punta -en recta sufría y mucho-, sino que además ha cuajado una gran remontada, del duodécimo al quinto puesto final. Tuvo que pelear con varios para remontar sin demasiados incidentes, más allá del protagonizado por Jean-Eric Vergne, que complicó al español durante un par de curvas, para dejar pasar de una forma muy “gentil”, en palabras de la escudería Ferrari, a Sebastian Vettel justo después.
El español bregó con Sergio Pérez, que con un único cambio de neumáticos ha realizado la mayor remontada de puestos -del vigésimosegundo de la parrilla, al octavo en la meta-, con Nico Rosberg -una de las grandes decepciones, acabó duodécimo- y, sobre todo, con Pastor Maldonado al final de la carrera. El venezolano demostró que Williams ha crecido de manera exponencial con respecto a 2011, y el regreso del acuerdo con Renault les ha venido muy bien. Puso en apuros a un Alonso que a duras penas podía resistir sus ataques con el DRS, ya que 15 km/h de carencia en velocidad punta no son nada desdeñables.
Sin embargo, esta vez, los nervios de Maldonado se aliaron con un ligero toque de suerte y, en la última vuelta, salvaron a un Alonso que llegó respirando tranquilo a meta. El de Williams iba tan encendido que, en su intento de que no se le escapara el Ferrari, tocó ligeramente la parte externa de la pista en una chicane, su monoplaza se descontroló y acabó estrellado contra el muro. Una lástima para la veterana escudería inglesa, que sale con un cero de Melbourne pese a la gran actuación de sus pilotos, sobre todo la citada de Maldonado. El otro, Bruno Senna, sufrió la ira de Felipe Massa, que le embistió, dejando sin brasileños la carrera.
El incidente con la consecuencia más significativa de la carrera fue el abandono de Vitaly Petrov, cuyo Caterham se quedó tirado en la recta de meta. El coche de seguridad reagrupó la carrera a falta de 18 vueltas, lo que provocó un final de prueba al ‘sprint’, que propició no sólo la lucha de Alonso y Maldonado, sino también un ligero acercamiento de Vettel con Button, aunque sin consecuencias finales. Lo ocurrido con el ruso no fue el único abandono: Michael Schumacher rompió su caja de cambios, Romain Grosjean sufría un toque de Maldonado que le rompía el eje delantero -salían cuarto y tercero, respectivamente- o Hulkenberg, que también volvía a la Fórmula 1 y, como en la otra carrera que disputó en 2010 en Melbourne, abandonó en la primera vuelta por un accidente.
Si la de Alonso ha sido una gran remontada, no hay que obviar la de otro campeón del mundo en su regreso a la competición donde brilló. Kimi Raikkönen salvó una pésima clasificación del sábado que le relegó al 18º puesto de parrilla con una buena carrera, salpicada de momentos gloriosos típicos de Kimi, como cuando preguntó por radio enfadado que por qué le estaban enseñando banderas azules (para los doblados)… y le tuvieron que explicar que no eran para él, sino para los que iban justo a su rueda. Genio y figura de ‘Iceman’, que acabó séptimo detrás de uno de sus rivales de la carrera, Kamui Kobayashi, en un emocionante duelo que, si se repite, promete dejarnos grandes momentos esta temporada.
La primera carrera de la temporada deja abiertas unas líneas maestras de lo que puede acontecer esta temporada. En primer lugar, sin duda, que McLaren tiene el coche más competitivo en la parrilla, además de la pareja de pilotos más completa y complementaria posible. Por detrás, no muy lejos, está Red Bull con un Vettel cada vez más maduro y que puede dar mucho que hablar, ahora que ya no tiene un coche que domina de manera aplastante. Mercedes y Lotus siguen siendo una incógnita, aunque han defraudado en el debut de la campaña, algo que ha podido salvar Ferrari gracias a la actuación, como siempre, de Fernando Alonso.
El español sigue siendo el piloto más solvente en carrera, y sólo le hace falta tener un coche que esté a la altura de sus rivales. Si en Maranello se ponen las pilas rápido -para Malasia no dará tiempo, veremos si para China-, puede plantar cara e, incluso, candidatura. Esto no ha hecho más que empezar.