«Al final todos los equipos se sentarán a hablar», insistió el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), Max Mosley, silbado hoy por los seguidores ingleses desde las gradas de Silverstone.
El dirigente británico dijo el domingo que la FIA no emprenderá acciones legales contra los equipos de la FOTA porque prefiere alcanzar un acuerdo para evitar un campeonato alternativo.
«No habrá ninguna demanda. Creo que es mejor que hablemos en lugar de tener que llegar a un litigio legal», dijo Mosley al ingresar a la pista inglesa, donde se corrió hoy por última vez el Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1.
Mosley invitó a los equipos rebeldes a «sentarse y eliminar las últimas dificultades.» La situación «está mejorando, pero estas cosas llevan tiempo», explicó en una improvisada rueda de prensa.
«El problema es que tenemos ocho equipos y algunos quieren sentarse a hablar y otros no. No hay duda de que al final todos lo harán», indicó optimista.
Los más de cien mil espectadores que este domingo se dieron cita en Silverstone dieron una hostil recepción a Mosley, quien debe decidir si continúa o no al frente de la FIA.
Considerado el principal responsable de la crisis que sacude actualmente a la F-1, Mosley fue acompañado por gritos de reprobación y silbidos que bajaban de las tribunas repletas cuando, antes de la salida, tomó parte de la tradicional «pasarela» entre las máquinas ya alineadas en la parrilla de partida.
«La distancia existente es mínima, es solo cuestión de sentarse a negociar», insistió Mosley ante las cámaras de televisión, poco después de terminada la carrera.
Pero, las palabras del titular de la FIA, fueron desmentidas por Ross Brawn, uno de los ocho de la FOTA y se oponen a la FIA. «No hay margen para ningún compromiso, hemos tomado una decisión y seguiremos adelante. La próxima semana nos reuniremos para avanzar con el nuevo Mundial», aseguró Brawn.