Max Mosley, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), volvió a su tono de ataque contra los equipos de Fórmula 1, tras la paz pactada el miércoles, que evitó la escisión de la FOTA y la celebración del mundial paralelo anunciado por las escuderías.
Mosley cargó contra Ferrari, apelando a las palabras agresivas del titular de la Scuderia, Luca Cordero di Montezemolo, quien calificó al inglés de «dictador» después de haber logrado un acuerdo ante el Consejo Mundial del Motor para que Mosley no se presente a la reelección cuando termine su mandado al frente de la FIA.
«Deberían disculparse», dijo Mosley, quien recordó que «hasta finales de octubre» es el presidente de la FIA, mientras los rumores y especulaciones sobre su sustituto han comenzado a circular.
«Hasta finales de octubre yo soy el presidente de la FIA, en pleno poder de mis funciones y serán los miembros de la FIA y no tú o la FOTA, quienes decidan quien será el próximo presidente de la entidad», avisó Mosley en mensaje a Montezemolo.
Estas declaraciones vienen se producen después de que la Asociación de Equipos de Fórmula 1 (FOTA) celebrase en Bolonia una rueda de prensa, que se convirtió en un elegante «agradecimiento» a Mosley. Aunque parece que no ha sido suficiente para apaciguar los ánimos de Mosley tras las declaraciones de Montezemolo.
«El hizo muchísimo por la F1, particularmente para mejorar la seguridad», lo elogió Montezemolo, presidente de Ferrari y de la FOTA, veinticuatro horas después de haber calificado de «dictadura» la gestión de Mosley en la FIA.
Mosley, que está en el cargo desde 1993 y amenazaba con postularse para un nuevo mandato, anunció ayer que cesará en octubre, en medio de versiones que fortalecen a Jean Todt, ex Ferrari, como un posible sucesor del inglés.