Cuando muchos se quejaron de que esta temporada era aburrida, con Brawn y Button encaramados a la victoria y con los grandes con muy pocas posibilidades, parecían estar en lo cierto, sobre todo si tenemos en cuenta el precedente de Michael Schumacher en Ferrari en 2004.
Ahora, con unas cuantas carreras más encima, puedo decir que lo que va de temporada sólo puede tener una cosa más emocionante: un final de mundial en Yas Marina con varios pilotos con opciones de victoria. Por lo demás hemos tenido de todo.
En la pretemporada, una escudería se retiraba (Honda) y otra nueva surgía de sus cenizas (Brawn GP), que tomaba la salida de Australia como una gran desconocida entre el gran público. La guerra FIA-FOTA comenzaba sus primeras batallas, con el cambio de reglamentación, para hacer vencedor al piloto que más carreras ganase, y con los polémicos difusores.
Con las primeras carreras Brawn arrasaba y todas las miradas se dirigian hacia su artífice Ross Brawn, aunque con el paso de las carreras la gente se aburria de ver tanto doblete del coche nuevo.
Pero ahí estaba Red Bull, con un veterano como Webber y un joven como Vettel para bajarle los humos, comenzaba el reinado de los toros, y encima en casa del piloto estrella de Brawn.
Entre tanto FIA y FOTA seguían su lucha ajenos a lo que pasaba en la pista. Unos amenazaban con marcharse y montar su campeonato, mientras los otros cedían poco a poco el terreno, aumentando el límite presupuestario para intentar llegar a un acuerdo. Y la cadena se tensó tanto que terminó por romperse, como siempre por su eslabón más débil, el presidente de la FIA Max Mosley, quien finalizará su mandato el próximo mes de octubre.
El Consejo Mundial del Motor llegó a un acuerdo con las escuderías para 2010, y aunque falta por firmarse un nuevo Pacto de la Concordia, la paz vuelve a reinar en la F1.
Con los asuntos de despachos resueltos, todos al trabajo en la pista, que es lo que deberían haber hecho todo ese tiempo. Las grandes escuderías, con mayores presupuestos, hicieron valer su supremacía y recuperaron el terreno perdido.
Llegó el Gran Premio de Hungría y con él llegaron los cambios. Los McLaren demostraban el viernes que habían venido con la intención de ganar, y llegó el sábado un con él la emocionante sesión de clasificación, primero grave accidente de Felipe Massa y luego Fernando Alonso lograba la pole tras mucho tiempo de sequía de resultados.
Con Massa recuperandose en el hospital, daba comienzo la salida del Gran Premio de Hungría 2009, pero ¿cómo? de repente habíamos saltado en el tiempo. Fenando Alonso en cabeza, Hamilton al ataque y Raikkoen mantenía el ritmo.
Pocas vueltas, y más recuerdos del pasado, el R29 de Alonso perdía una tuerca y finalmente también la rueda, ¿de que me suena? Fernando se retiraba. Hamilton volvía a subir a lo más alto del podio y Raikkonen le acompañaba en el segundo puesto. ¿Brawn? Desaparecidos, aunque sigue lider de ambos mundiales.
Si esto fuera poco, terminada la carrera conocemos que la FIA sanciona a Reanult por su conducta de falta de seguridad en la pista en el incidente de Alonso y la famosa tuerca. Y el próximo Gran Premio se corre en España.
Saltan todas las alarmas y comienzan las especulaciones. Algunas sin pizca de sentido, como la que acercaba a Fernando a la plaza dejada por Felipe Massa.
Mientras seguimos pendientes del resultado de la apelación que hizo Renault a la FIA. Ferrari da un golpe de efecto y llama a Michael Schumacher para ocupar el volante de Felipe Massa. El regreso del Kaiser añade un nuevo atractivo a este Mundial que, tal y como decía al principio, tiene de todo, y por si fuera poco sigue recordando cada vez más a momentos del pasado.