Por novena vez esta temporada, un coche de Red Bull liderará la salida de un Gran Premio. El equipo campeón se mostró intratable durante todo el fin de semana y apunta a, al menos, ocupar uno de los tres puestos del podio, si no los dos. Sin embargo, hay un matiz. Esta vez no ha sido Sebastian Vettel el que lució su dedo índice al final de la sesión clasificatoria, sino su compañero. Mark Webber consiguió su segunda ‘pole’ de la temporada por apenas una décima sobre el tetracampeón del mundo.
La pelea por la ‘pole’ fue cosa de cuatro pilotos, como viene siendo habitual en los últimos grandes premios. Red Bull contra Mercedes. Vettel ni siquiera apretó para llegar a la Q3, a diferencia del resto. De hecho, fue el que menos vueltas dio en las dos primeras tandas: seis. Su primer intento ya parecía imposible de batir, pero Rosberg y Hamilton aún tenían algo que decir.
En los últimos instantes, salieron los cuatro pilotos. Rosberg fue el primero en ceder, al no poder mejorar su crono desde el primer instante. Después, Lewis Hamilton perdió el control de su Mercedes y tuvo que dejarlo aparcado en una escapatoria. Vettel mejoró su tiempo, todo parecía sobre el guión… pero Mark Webber aún podría mostrarse. Y el australiano se sacó una vuelta imposible de batir, se convirtió en el único piloto en bajar de 1:40 y con un 1:39.957 dejaba a Vettel a una décima de su octava pole de la temporada. Webber consigue una curiosa estadística para el automovilismo de su país: ha igualado las 13 poles de Jack Brabham, precisamente en el día del cumpleaños de otro campeón ‘aussie’, Alan Jones.
Alonso acaba antes de tiempo
Para cuando la batalla definitiva por la ‘pole’ se había disputado, Alonso ya llevaba un rato en su box. Por primera vez en esta temporada, Fernando Alonso no pasó el corte de la Q2. El rendimiento de Ferrari durante todo el fin de semana ha sido nefasto, y en la clasificación no fue a mejor. Aunque con la caída de la noche y su consecuente bajada de temperatura, el F138 parecía ligeramente más competitivo, no fue suficiente.
El piloto asturiano saldrá décimo, por detrás de Daniel Ricciardo y por delante de Paul di Resta. Hay que remontarse al Gran Premio de Europa del año pasado, en el ya abandonado circuito urbano de Valencia, para volver a ver a Alonso tan atrás en una tabla de tiempos de un sábado. La buena noticia para el español es que en aquel Gran Premio cuajó una de las mejores carreras de su trayectoria deportiva, si no la mejor. Acabó ganando en una memorable remontada.
Y eso que ha ganado una plaza sin tomar la salida siquiera. Pasadas unas horas después de la clasificación, la FIA excluyó a Kimi Räikkönen debido a que su Lotus no pasó el examen de los comisarios. En concreto, encontraron el morro del monoplaza del finlandés demasiado flexible, por lo que tendrá que salir desde el fondo de la parrilla.
Las sensaciones no pueden ser positivas, no obstante. Alonso siempre había pasado a la Q3 en esta temporada, sufriendo más o menos, pero había podido pasar. Ahora, el único que lo ha conseguido siempre pasar el corte es Sebastian Vettel. Pese a que no es un buen punto de partida para este domingo, Alonso se agarra a lo que puede para intentar consolarse. «A veces, entre ser noveno o décimo sin poder montar neumáticos nuevos o ser undécimo con los neumáticos nuevos, vale la pena ser undécimo», explicaba, aunque no podía ignorar lo obvio: «Hemos tenido un fin de semana que en general no ha sido muy bueno».
La estrategia se convertirá en su mejor aliado este domingo, si en Ferrari saben cómo gestionarla. Saliendo desde tan atrás, debe intentar algo distinto para llegar, al menos, al podio. Visto el rendimiento de los compuestos medios y blandos, ¿será factible sólo una parada en boxes? «Posible es, veremos cómo se comportan los neumáticos. Hay que estirar al máximo la primera parada, y así igual luego es posible hacer una sola. El año pasado hice sólo una, pero también porque hubo períodos con safety car. A ver si podemos repetirlo», explicó Alonso. No es el mejor escenario posible para poner a prueba las capacidades de planificación de los responsables del equipo de Maranello, como bien recordarán los que vieron la carrera de 2010, pero tendrán que dar lo mejor de sí mismos si quieren ver un coche rojo en los puestos de honor.