La FIA ha confirmado que el trazado de Monza ha modificado algunos de sus pianos con el fin de evitar que los pilotos recorten las curvas subiendose a los pianos. El intento de evitar que los pilotos se suban a los pianos y así hacer más recta su trazada en la curva no es nueva, pero hasta ahora no ha dado los resultados esperados.
Los nuevos bordillos ya se usaron esta temporada en el el circuito de Montmeló y en el de Nurburging con resultados positivos. Ahora llegan a las chicanes rápidas de Monza donde estarán colocados en las dos primeras curvas, Rettifilo y Roggia.
Pasarse de frenada y saltarse la chicane es bastante frecuente en Monza, pues sus largas rectas se prestan a ello. Los pilotos que hiciesen un recto, excepto que adelantasen con ello a otro monoplaza que tendrían que devolver la posición, no tenían penalización alguna. En 1996 se intentó evitar esto poniendo neumáticos que evitaban que los pilotos se saltasen la curva, pero una pasada de Daemon Hill le dejó fuera de carrera al chocar contra las protecciones.
Parece que los nuevos bordillos han dado una buena respuesta en Barcelona y Nurburgring, por lo que en Monza la variación del trazado cuenta con el acuerdo de la FIA y los pilotos.
A quién le va a venir bien la medida es a la escudería Brawn, pues sus monoplazas tienen bastantes problemas de estabilidad tras subirse a un bordillo, así si ningún otro monoplaza puede subirse porque obtendrá una pérdida de tiempo Brawn obtendrá una ventaja en esas trazadas.
A pesar de esto, la principal preocupación de Ross Brawn debe estar fijada en mejorar el calentamiento de sus neumáticos, pues está siendo su talón de aquiles, sobre todo para Button. Si en estas dos semanas Brawn ha logrado encontrar la pócima que resuelva este problema podrá aspirar a luchar por la victoria, sino está condenado a ver el alerón trasero de Ferrari, McLaren y, quizás Renault, quién retomará el camino del KERS abandonado para esta carrera.