Le tocó a Mark Webber. El australiano se llevó la victoria del Gran Premio de Mónaco, tras una carrera en la que supo esquivar todos los problemas que tuvieron por detrás. El de Red Bull consiguió su primer podio y, desde lo más alto confirmó que este año es imposible adivinar qué va a pasar en carrera. Después de un inicio de temporada dubitativo, el equipo campeón demostró que ellos también quieren estar en la pomada, si bien aún siguen sin poder destacarse del resto. En Montmeló fue Williams ser la escudería de referencia. En Mónaco, Red Bull. Quién sabe a quién le tocará en Canadá.
Fernando Alonso sumó un nuevo podio, con un tercer puesto que sabe a victoria. El español intentó durante toda la carrera aguantar a un Vettel que rozó el éxito, merced a una estrategia que comenzó el sábado. El asturiano supo controlar la diferencia con el alemán, el planteamiento de Ferrari a la hora de los cambios de neumáticos y el rendimiento de un monoplaza que, sin ser superior al resto, está a la altura le ha dado la oportunidad de salir líder del Mundial de Mónaco.
La salida fue, como era previsible en Mónaco, una locura. Romain Grosjean se echó hacia un lado para evitar que Michael Schumacher le pasara, pero trompeó tras tocarse con él y acabó quedándose cruzado en la primera ‘chicane’, en la iglesia de Santa Devota. El Lotus tocó al Red Bull de Vettel, pero el alemán no tuvo problemas para continuar, mientras que sí afectó a los de detrás. Pastor Maldonado, que salía último, se quedó sin alerón delantero tras toparse con un HRT, el de Pedro de la Rosa, y ambos acabaron abandonando.
El coche de seguridad hizo su primera aparición en ese primer tramo de la carrera, tras el cual Alonso comenzó a conservar neumáticos. El bajón de rendimiento del español provocó una inédita situación en los últimos años: que Felipe Massa empezara a apretar al español. No obstante, en cuanto Alonso mejoró el ritmo y comenzó a marcar vueltas rápidas, se estiraron las diferencias.
En cuanto se produjeron las primeras paradas en boxes, todos los estrategas comenzaron a hacer cábalas. La lluvia amenazaba con aparecer en breve, por lo que las dudas se acrecentaron, sobre todo, dado que los neumáticos estaban empezando a desfallecer. Webber y Rosberg se cubrieron el uno al otro, parando prácticamente a la vez, junto con Hamilton.
Una vez que los tres de delante realizaron la sustitución de las superblandas por las blandas, Alonso rodó una vuelta al máximo nivel, justo antes de hacer su primera parada. Gracias a eso, salió por delante de Hamilton en boxes, lo que a la postre sería fundamental.
El intento de Vettel
Cuando Vettel no realizó una vuelta cronometrada el sábado, fue con un motivo: poder salir con gomas blandas, el compuesto más duro de esta carrera, y poder aguantar más en pista antes de realizar su primera parada. Y vaya si lo hizo: rodó más de media carrera con el mismo juego de gomas, y en un ritmo muy alto. Gracias a ello, hubo momentos en los que parecía que iba a salir primero tras entrar en los garajes, pero finalmente lo hizo justo por detrás de Alonso, su rival por el liderato del Mundial.
El gran perjudicado fue Lewis Hamilton, que se quejó por radio a sus ingenieros de que debían haberle avisado que Vettel podía salir por delante de él. Mucho peor le fue la estrategia a Button, que paró para poner los superblandos cuando más tráfico había y se quedó muy atrás, justo a rueda de Heikki Kovalainen, que le frenó durante toda la carrera.
Por delante, Webber, Rosberg y Alonso rodaron muy estables, hasta que, a falta de trece vueltas, el cielo decidió poner un poco de emoción a una carrera que estaba siendo demasiado anodina: la lluvia empezó a caer.
Un final de infarto
Justo cuando los neumáticos estaban empezando a desfallecer, la lluvia empezó a caer con cierta intensidad. No la suficiente como para poner neumáticos intermedios, y mucho menos de lluvia, pero sí para que la pista se convirtiera en una pista de patinaje. Webber, Rosberg, Alonso, Vettel y Hamilton se pegaron al límite, rozando varias veces el accidente.
Alonso apretó a Rosberg, pero se jugaba demasiado: un abandono del Ferrari, un podio de Vettel, y el liderato que estaba muy cerca se esfumaba. Sin embargo, y pese a que llegaron a estar los cinco primeros pilotos en sólo tres segundos de diferencia, la lluvia dejó de caer.
Ninguno se atrevió a poner neumáticos intermedios, sólo Jean-Éric Vergne, que rodaba séptimo y la apuesta le salió mal, ya que acabó fuera de los puntos, duodécimo. La valentía de Toro Rosso se convirtió en un riesgo innecesario, que privó al francés de un gran resultado en el siempre complicado Gran Premio.
Michael Schumacher sigue acumulando mala suerte. El ‘káiser’ consuma un fin de semana más que agridulce, después de una ‘pole’ que no pudo disfrutar por la sanción de cinco puestos, con un nuevo abandono. En este caso, y después de tener un toque en la salida y bregar en la zona de puntos con varios pilotos, fue la presión de la bomba de combustible la que le dejó fuera de carrera.
Lleva cuatro abandonos en seis pruebas, mientras que su compañero Nico Rosberg se ha subido al podio y confirma el gran momento del hijo del campeón del mundo de 1982.
Ferrari puede salir más que satisfecho del Principado. Al tercer puesto de Alonso hay que sumar el sexto de Felipe Massa, que ha confirmado su buen rendimiento este fin de semana. El brasileño ha conseguido su mejor resultado de esta temporada, justo cuando más se está especulando acerca de su futuro.
Mónaco se despide un año más con la buena sensación que deja Alonso al frente de la clasificación, con la confirmación de que hay todo tipo de alternativas y que, por primera vez en muchos años, tenemos seguro que habrá emoción en cada carrera. Los datos mandan: ningún piloto ha estado en todos los podios, y nunca habían ganado seis pilotos en la seis primeras carreras.