Este sábado a primera hora en España, muchos veían con sorpresa cómo un Red Bull tenía problemas. El asombro no era por el fallo del KERS, algo que ha perseguido de manera intermitente al equipo austríaco a lo largo de toda la temporada, sino por el número que lucía el monoplaza afectado. Esta vez no era Mark Webber el que tenía que jurar en arameo por el enésimo fallo de su RB9, sino Sebastian Vettel. El alemán se presentaba en Suzuka como el más firme candidato para salir primero este domingo, como no podría ser de otra manera, y se tuvo que conformar con un ‘simple’ segundo puesto.
La mala suerte que ha perseguido a Webber a lo largo de la temporada se ha convertido ya en un chiste recurrente en el paddock y entre los aficionados. Incluso el propio Mark, que es uno de los pilotos más divertidos de la Fórmula 1 en el trato personal, se lo toma con cierto humor. No le queda más remedio. Este sábado, por twitter, incluso Jean-Eric Vergne le mandaba un mensaje al respecto: “¡Colega, podrías haberte quedado con el gato negro en tu coche después de Corea! Felicidades por la pole”. El francés acababa de bajarse de su Toro Rosso, cuyos frenos traseros se bloquearon y provocaron un pequeño incendio.
Webber afronta la recta final de su carrera en Fórmula 1 con más amargor del que hubiera esperado. Su rol como escudero de Vettel no llegó por gusto, sino prácticamente por imposición. El australiano ha sido el piloto de transición entre la primera época de crecimiento de Red Bull y la era de gloria del equipo de las bebidas energéticas. La fulgurante irrupción de Vettel le relegó, de manera obligada, a un papel de segundón, pese a que siempre se rebeló cuando pudo. Aquel “no está mal para el piloto número dos”, o la famosa bronca en Malasia por el ‘Multi 21’ no son más que las demostraciones públicas de una incomodidad que, poco a poco, fue socavando las ganas de Webber de seguir en la Fórmula 1.
El australiano no es, posiblemente, un piloto puntero. No al menos en esa imaginaria linea en la que están Fernando Alonso, Lewis Hamilton, Sebastian Vettel o Kimi Räikkönen. Webber no es un superclase. Rozó el éxito en aquel alocado 2010 y poco más. En cuanto Red Bull hizo un ‘all in’ por Vettel, las opciones de cumplir el sueño de proclamarse campeón se fueron disipando. No obstante, que su marcha de la Fórmula 1 no nos haga olvidarnos de sus grandes ‘peros’. Por un lado, nunca ha entendido bien las Pirelli.
Eso es un error común a muchos pilotos, pero en el caso de Webber, según ha confesado él mismo en diversas ocasiones, el entendimiento de los neumáticos no ha sido su fuerte. Por otro lado, lo raro es que Webber no pierda posiciones en la salida. El australiano no arranca casi nunca mejor que los rivales que tiene al lado, lo que muchas veces ha echado por tierra buenas clasificaciones.
Cuando cierre su maleta en Brasil, después de la última prueba de este largo campeonato de 2013, Webber pondrá fin a una larga trayectoria en Fórmula 1 que empezó, sustituyendo a Fernando Alonso en Minardi, en Australia 2002. En su primera carrera logró un magnífico quinto puesto, lo que le granjeó los dos únicos puntos (por aquel entonces sólo puntuaban los seis primeros aún) que consiguió aquella temporada. Después llegó Jaguar, Williams y Red Bull. Pudo haber dejado el equipo campeón por firmar por Ferrari para su recta final en la Fórmula 1, pero decidió no arriesgar más. Sabía que el papel iba a ser el mismo, pero en este caso en lugar de tener que pilotar para Vettel tendría que hacerlo para su buen amigo Fernando. Decidió que, pese a todos los inconvenientes que ello podría tener, prefería malo conocido.
El líder de Porsche
Su marcha de la Fórmula 1 se precipitó cuando recibió una llamada desde Alemania. Concretamente desde Stuttgart, una ciudad vinculada al automovilismo desde siempre. En las oficinas de Porsche le ofrecieron un reto: liderar el regreso de la mítica marca a la máxima categoría del campeonato del mundo de resistencia. Webber, que ya tenía experiencia en las 24 Horas de Le Mans, no se lo pensó. ¿Qué mejor aliciente para un piloto como Webber que convertirse, por fin, en el líder de una escudería? Oficialmente, en enero se pondrá por primera vez a los mandos de un prototipo de la categoría LMP1. Todo un sueño para él.
Hasta entonces, tendrá que seguir bregando con ser “el piloto número 2” de Red Bull. A diferencia de muchos otros pilotos que se han visto forzados por diferentes circunstancias a salir del Gran Circo, su marcha sí pesará mucho entre sus rivales, ya convertidos en muchos casos en amigos. Uno de los que más le echará de menos es Fernando Alonso, con quien comparte amistad y descubridor, Flavio Briatore. El piloto español ha sido, sobre todo en estos últimos dos años, más compañero de Webber que Vettel.