Superó el récord de 326 carreras disputadas en Fórmula 1 que había establecido el piloto brasileño Rubens Barrichello antes de su retirada, hoy Kimi Raikkonen suma 332 Grandes Premios y, salvo que ocurra algo imprevisto, añadirá 23 carreras más de esta temporada. Serán 355 carreras en la máxima categoría, eso sólo puede significar que se sigue divirtiendo al competir.
Tras la temporada 2009 perdió su asiento en Ferrari y decidió dejar la Fórmula 1 para competir en el Mundial de Rally y en la Nascar. Dos años alejado de la máxima categoría pero en las que se vio a un piloto que puede ir rápido con casi cualquier cosas que tenga motor en casi cualquier situación. Por lo que no es extraño que quiera seguir divirtiéndose en las carreras si existe la posibilidad.
«Hay muchas cosas divertidas que podría hacer, pero no pensaré en ello hasta que no termine con la Fórmula 1», dijo Raikkonen a la revista holandesa Formule1 cuando le preguntaron que haría tras retirarse del Gran Circo. «No sé si será en los rally, la Nascar o algo completamente diferente».
Dos momentos para la historia de Raikkonen
Lo que nadie puede negar es que Kimi es un tipo muy particular. En su paso por la Fórmula 1 le hemos visto hacer algunas cosas realmente sorprendentes, y no nos referimos a su pilotaje, que también ha habido momentos impresionantes.
En el Gran Premio de Mónaco de 2006 un fallo en su McLaren le dejó fuera de carrera a falta de 28 vueltas. Salía al SafetyCar, carrera neutralizada, y Kimi se iba andando hacia el puerto. Hasta aquí podría parecer normal, aunque habitualmente los pilotos esperan a que alguien les recoja para llevarles de nuevo al paddock.
Pero Raikkonen siguió caminando hacia el puerto, con el casco puesto, atravesó el tunel hasta llegar a la Marina y se dirigió a uno de los yates allí atracados, se puso el bañado, se cogió una copa de champán y siguió disfrutando del Gran Premio como un aficionado más.
El segundo gran momento que vamos a recordar de Kimi nos ha quedado a todos grabado en la retina. Segunda carrera de la temporada 2009, Gran Premio de Malasia, la previsión anunciaba lluvias, pero allí se cayó un aguacero que dejó la pista impracticable. La carrera se neutralizó y los pilotos permanecieron dentro de sus monoplazas a la espera de que se reanudase.
¿Todos? Pues no, todas las pantallas del trazado mostraban la señal de televisión de Kimi Raikkonen en pantalones cortos comiéndose un helado de chocolate. Había decido que no merecía la pena esperar a la reanudación de la carrera. El resto de pilotos estaba alucinando.
Aunque al final la decisión fue acertada porque aunque la lluvia torrencial remitió, la carrera no se pudo reanudar por falta de visibilidad puesto que ya empezaba oscurecer con la llegada de la noche.