El final de la temporada 2013 de Fórmula 1 empezó pasado por agua. Lo que podría haber convertido las últimas carreras en algo más emocionante que Sebastian Vettel y el resto detrás, irrumpió con fuerza este viernes durante toda la jornada de entrenamientos libres del Gran Premio de Brasil. Nico Rosberg fue el único piloto que, en condiciones de lluvia cambiante, pudo mantenerse al frente de la tabla de tiempos en ambas tandas sin sufrir.
La jornada iba a ser un día útil, para variar, de cara al trabajo de los equipos. Pirelli llevó a Interlagos un prototipo del compuesto más duro que deberán montar los monoplazas la temporada que viene. Lógicamente, con la lluvia, todo ese plan se fue al traste. Todos los pilotos se quedaron con las ganas de ensayar con neumáticos de seco… excepto dos: los de Red Bull. Tanto Sebastian Vettel como Mark Webber montaron esas ruedas durante los primeros entrenamientos libres, y aunque sólo dieron una vuelta cada uno, sacaron algunos -escasos- datos sobre el comportamiento de estas ruedas en condiciones de baja temperatura y firme deslizante.
Fernando Alonso, por su parte, dedicó buena parte de la jornada a la retórica. No porque se hubiera dedicado a declamar delante de su box, sino porque durante los segundos entrenamientos se le vio más de una hora charlar con sus ingenieros y con su jefe, Stefano Domenicali, mientras esperaba a que el cielo escampara. Al final salió a rodar con neumáticos de lluvia, previendo que las complicadas condiciones meteorológicas de este viernes se repitan durante todo el fin de semana, aunque se quedó a más de un segundo y medio del mejor tiempo. El español marcó el undécimo crono de la sesión. La lluvia puede ser, no obstante, un aliado para Alonso. Cabe recordar que la última ‘pole’ que consiguió el español, la del GP de Alemania, fue en condiciones de lluvia… aunque ni ese Ferrari es este, ni la motivación del asturiano es la misma, lógicamente.
No obstante, que vaya a llover aumenta exponencialmente la probabilidad de un error que conduzca a Alonso -y al resto de pilotos, obviamente- a una despedida amarga en este 2013. «Dado que las condiciones que se esperan durante este fin de semana van a ser muy similares, podemos decir que ha sido una buena sesión de entrenamientos», comentó el asturiano. «La clasificación y la carrera van a ser muy complicadas desde el punto de vista estratégico y por eso hemos estado hablando durante esta tarde para llegar a un buen plan. Para hacerlo bien aquí también necesitas un poco de suerte, y en condiciones como estas, estar en el lugar adecuado en el momento adecuado siempre es una ayuda», resumía el español.
Felipe Massa, mientras su compañero se centraba en la labor estratégica, se dedicó a sonreír y a guardar en la memoria imágenes mentales del que está siendo su último fin de semana de rojo. El brasileño, que luce un diseño especial tanto en su mono como en su casco con motivo de su despedida de Ferrari, quiere salir de la escuadra italiana con buenas sensaciones, después de los mil y un sinsabores con los que ha deleitado a su equipo en los últimos años. Su séptimo puesto en estos libres no es para tirar cohetes, y dado que nadie sacó conclusiones, al menos pudo cumplir un papel digno ante su público.
El que no cabe duda que estará ahí arriba es Sebastian Vettel. El tetracampeón busca despedirse a lo grande, igualando el récord de victorias en una temporada de Michael Schumacher, y agrandando su ya amplio y personal libro Guinness. Además de ser de los únicos en atreverse con neumáticos de seco, demostró que en mojado el Red Bull también es el ‘coco’. No en vano, sin apretar mucho, fue capaz de colocarse a poco más de dos décimas del tiempo logrado por Rosberg.
Con estas líneas, el capítulo de la clasificación se presenta como toda una incógnita. La lluvia puede dejar sorpresas, como ya ocurriera en la temporada 2010 con la ‘pole’ de Nico Hülkenberg, y sólo por eso ya invita a plantearse este gran premio como una gran traca final para una temporada que, siendo realistas, ha quedado demasiado teñida del azul Red Bull.