El director de competición de Pirelli, Paul Hembery, devolvió el golpe a Michael Schumacher, que esta semana sugirió que los neumáticos del fabricante italiano y suministrador único de la F1 no son «decentes», por lo que le gustaría regresar a una guerra de neumáticos en la parrilla como la que había hace años.
El heptacampeón del mundo dijo esta semana que le gustaría ver de nuevo «una guerra de neumáticos irrumpir de nuevo en la F1 porque entonces tendríamos unos neumáticos decentes», un asunto por el que se viene quejando desde el inicio de la temporada.
Pero el director de Pirelli Paul Hembery le ha replicado en Hockenheim al recordar que «la última vez que los fabricantes de neumáticos compitieron entre si en la parrilla, él (Schumacher) fue el más beneficiado».
El británico se refiere, obviamente, a la sugerencia del gran éxito de Schumacher en su primera etapa en la F1 se debió a la famosa estrecha relación que Ferrari mantenía con Bridgestone.
Hembery dijo a la revista alemana Auto Motor und Sport: «Nos ceñimos únicamente a la normativa, que no ha sido hecha ni por el señor Schumacher ni por Pirelli».
Esta guerra abierta que mantienen Schumacher y Hembery a través de los medios de comunicación, donde el veterano piloto añora épocas donde los neumáticos eran más consistentes y desde Pirelli se escudan en que sólo han cumplido con lo que se les ha pedido desde la F1.
Es cierto que estos neumáticos de mantequilla han aportado espectáculo, pero el juego podría empezar a cansar a los aficionados más puristas de este deporte, no es de recibo que un piloto sufra lo que no está escrito para cruzar la línea de meta porque sus gomas no aguantan.
Algo que tampoco tendría nada de malo si los ingenieros fuesen capaces de predecir con seguridad cuando van a desfallecer, pero los neumáticos de este año se degradan de un modo completamente diferente en función de múltiples parámetros, desde la temperatura al tipo de asfalto, pasando por la agresividad del piloto.