Michael Schumacher ha negado que sus críticas, ampliamente comentadas en los medios de comunicación en las últimas semanas, sobre los neumáticos que Pirelli suministra al campeonato sean simplemente producto de su propia «frustración» y que su intención real era iniciar un debate sobre si es correcto que influyan de un modo tan decisivo en las carreras.
«¿Qué frustración?», se preguntó el heptacampeón de F1 ante los medios de comunicación en Montmeló, donde este fin de semana se disputa el Gran Premio de España 2012, quinta prueba del mundial.
Al menos en dos ocasiones desde el pasado Gran Premio de Bahrein de hace tres semanas, el piloto de Mercedes ha sugerido que la F1 y Pirelli no tienen un equilibrio adecuado, la degradación de los neumáticos es excesiva y, en su opinión, perjudica el desarrollo de las carreras.
Schumacher insiste en que su intención era iniciar un debate: «Estoy muy satisfecho de que hayamos iniciado un debate sobre cuanta influencia deben tener en la Fórmula Uno».
El piloto español Fernando Alonso, otrora principal rival del veterano piloto alemán, estaba de acuerdo en que no eso no debería provocar ningún problema, señalando con un gesto a los periodistas que se había «exagerado» el punto de vista de Michael.
«Leí lo que dijo y yo no veo que exista ningún problema grande con eso», dijo el piloto de Ferrari.
Schumacher también se mostraba contento de que su posición provocase una reunión de los directivos de Pirelli en los entrenamientos de Mugello de la semana pasada.
«Tuvimos una buena reunión para hablar de este tema», reveló el alemán. «Así que sólo espero que continúe para poder ir en la dirección correcta».