De aplastante se podría calificar la victoria de Sebastian Vettel en el Gran Premio de Singapur 2013, perdió la ventaja de 20 segundos con la salida del coche de seguridad y terminó la carrera con 30 segundos de ventaja sobre Fernando Alonso que fue segundo y 43 sobre Kimi Raikkonen que terminó tercero, el mundial más cerca del piloto alemán.
Que Sebastian Vettel era favorito para ganar el Gran Premio de Singapur era algo por todos sabido. Que iba a ganar con semejante ventaja, previsible. Que Fernando Alonso le iba a acompañar en el podio, algo más improbable. El piloto alemán sumó un nuevo ‘Grand Chelem’ en su carrera deportiva, tras ganar con vuelta rápida y dominando desde el primer hasta el último metro. Ni en las paradas en boxes cedió la cabeza de carrera. Vettel cuenta ya los grandes premios que le quedan para proclamarse tetracampeón.
La salida de Alonso dejó a todos boquiabiertos. El piloto asturiano firmó una arrancada ‘marca de la casa’ y llegó a la primera curva en tercera posición. Cuatro plazas en apenas unos metros, que le sirvieron para intentar mantener el ritmo de los hombres de arriba, aunque se le hizo imposible. Y es que si la primera vuelta de Alonso fue espectacular, la de Vettel no le fue a la zaga… y eso que salió bastante mal. El alemán vio cómo Nico Rosberg, que partía segundo, le comía terreno en la primera curva, pero tirando de inteligencia y a sabiendas de que él no debe arriesgar, le recuperó la plaza al Mercedes en la siguiente ‘chicane’. Desde ese momento, a tirar. En menos de diez vueltas, se escapó a siete segundos de Rosberg y a más de once de Alonso.
La estrategia se convirtió en una baza importante a tener en cuenta. Por eso, en Ferrari decidieron hacer entrar a Massa y a Alonso un poco antes de lo previsto aunque no les salió todo lo bien que hubieran deseado. La intención era que el piloto español saliese con mejor ritmo, pero tardaron más de lo previsto en sustituir los neumáticos y se encontró con Paul Di Resta en pista… precisamente el último que hizo su parada en boxes. Alonso perdió un tiempo precioso detrás del piloto de Force India y no pudo recuperarle tiempo ni a Rosberg ni a Vettel.
Para el alemán, mientras, la carrera fue un auténtico paseo a la luz de la luna. Por radio le avisaban de que tuviera cuidado con el estado de los neumáticos y que no se preocupase de la diferencia con los pilotos de detrás. La carrera se había estabilizado… hasta que en la vuelta 25 cambió todo.
La carrera se había dormido tras las primeras paradas en boxes. Vettel empezaba a saborear la victoria, y el resto de pilotos estaban deseando un ‘safety car’. Y de tanto pedirlo, surgió. Daniel Ricciardo se estrelló contra las barreras y provocó que el ansiado coche de seguridad saliese a pista. Ferrari decidió cambiar las tornas tras el error anterior y ordenaron a Alonso entrar de nuevo a hacer su segunda parada en boxes para colocar neumáticos medios nuevos. Fue el único de los pilotos de arriba en hacerlo, y salió quinto por detrás de Vettel, Rosberg, Webber y Hamilton. Los cuatro con los mismos neumáticos que llevaban antes del accidente.
La intención de Ferrari era clara: a sabiendas de que los pilotos de delante iban a tener que parar a la fuerza a sustituir los neumáticos, ellos podrían jugársela a una carta y que Alonso no volviese a parar más. El problema es que a Vettel le pidieron que empezase a empujar como si le fuera la vida en ello, y apenas dos vueltas después de que el ‘safety car’ se retirase, se escapó a más de siete segundos de Rosberg. El plausible primer puesto de Alonso se esfumaba de esta manera, pero no así la pelea por el segundo.
El ‘extraterrestre’ Vettel
Las posibles estrategias mentales del resto de pilotos se empezaron a disipar en cuanto le dijeron a Vettel que no pensara en el consumo de combustible y recuperase la ventaja. En ese momento, el tricampeón del mundo colocó el Red Bull en modo ‘imbatible’ y comenzó una serie de vueltas a ritmo de vuelta rápida. Encadenó cuatro consecutivas y se mantuvo en un ritmo de 1:50 constante. Mientras, por detrás, el tren comandado por Rosberg no podía pasar del 1:52.
Mark Webber abrió la ventana de las segundas paradas de los que quedaban por delante. El de Red Bull consiguió ganarle la partida a Nico Rosberg, que entró a boxes justo después, pero a ambos les salió la jugada peor de lo que esperaban, como se vio al final. Mientras ellos se peleaban por un posible puesto en el podio, Sebastian Vettel sacaba de nuevo su mejor versión: realizó su tercera parada en boxes, mantuvo la primera posición y se marcó una espectacular vuelta rápida de carrera. La rúbrica perfecta para su victoria.
Por detrás, Alonso amarraba el segundo puesto, y la emoción quedaba en manos de los pilotos de atrás. Jenson Button y Kimi Räikkönen empezaron una genial pelea uno contra el otro por el tercer puesto. El de McLaren buscaba el primer podio de la temporada, y el de Lotus un cajón que sabía a victoria, ya que disputó toda la carrera con fuertes dolores en la espalda. Al final, los neumáticos de Button dijeron basta y su ritmo se empezó a desangrar hasta que al final entró en séptima posición, mientras que Räikkönen confirmó el tercer puesto.
Por detrás, Rosberg, Hamilton, Webber, Massa y el propio Button protagonizaron una genial pelea por los puntos de arriba, mientras que por detrás Hülkenberg y Sutil hacían lo propio. El gran decepcionado del final, además de Paul Di Resta, que se estrelló, fue Mark Webber. El de Red Bull empezó a tener problemas con la bomba de aceite y, en la última vuelta su monoplaza salió ardiendo. Alonso le recogió para llevarle hasta el podio, dejando una de las imágenes de la temporada y devolviéndole el favor que le hizo el australiano en el Gran Premio de Alemania de 2011.
Con esta victoria, la ventaja de Vettel ya es de 60 puntos sobre Alonso. La distancia es prácticamente imposible de salvar ya, pero aún queda tiempo. Al menos, el asturiano sigue dando lo mejor de sí carrera tras carrera. El título mundial tiene dueño.