Según ha informado la publicación alemana Speed Week, la vida diaria de Maria de Villota sigue estando dominada por las consecuencias del accidente aunque ella admite que está usando sus cicatrices con orgullo. Ya han pasado diez meses desde el incidente, pero María a día de hoy sigue siendo feliz.
Fue el 3 de julio del año pasado cuando la vida de María de Villota cambió para siempre. Fue mientras hacía pruebas de aerodinámica en el aeródromo de Duxford, en Reino Unido, (que se ha reabierto para la Formula 1 otra vez) cuando fatalmente se estrelló contra una rampa de carga de camiones y eso la dejó gravemente herida. María, con 33 años no sólo sufrió lesiones graves en la cabeza, sino que también perdió su ojo derecho y su sentido del olfato.
Las consecuencias del accidente siguen determinando la vida cotidiana de de Villota. La hija del ex piloto de Fórmula 1 Emilio de Villota explicó en una entrevista con el diario italiano La Gazzetta dello Sport: «El golpe en la cabeza es lo que más ha cambiado mi vida: por lo general estoy mejor por la mañana que por la tarde. El lado derecho de mi cabeza está adormecida, tengo un fuerte dolor de cabeza – eso es lo peor – y no tendré más sentido del olfato«.
La vida con un solo ojo es un reto. Sobre la cuestión de si veremos algún día otra vez a María agarrando un volante, ella responde: «Puedo estimar las distancias pero he perdido los puntos de referencia, como los de frenada o los de mi coche con respecto a otro coche. Esto sin duda mejorará, pero no sé hasta qué punto«.
De Villota admite que el accidente ha cambiado no sólo sus vida sino toda su visión del mundo. «Veo la vida muy diferente ahora, mi sistema de valores ha cambiado totalmente. Todos los problemas son relativamente pequeños, ahora soy una persona muy optimista. Al principio estaba enfadada con el cirujano, ya que no había logrado salvar el ojo. Pero poco a poco me di cuenta de que la pérdida de la vista era mucho menos importante que estar viva. Ahora me importa más la vida, entonces me sentía como un milagro. Mis cicatrices son parte de mi historia. Las llevo con orgullo.«
Mientras De Villota avanza en su recuperación, la investigación sigue su curso, «creo en la justicia, y el hecho de que los investigadores hagan su trabajo y demostrar lo que sucedió ese día«, añadió María. La esperanza es lo último que se pierde.